Molina nos manda este mensaje:
"Hola Salva, te envio un documento que he rescatado y que tenia olvidado, simplemente para que sonrias, y si lo ves oportuno y dá, cuelgalo en la pagina. Alguien se verá reflejado en el.
Un abrazo"
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“ SUPERVIVIENTES “
La verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir.Fuimos la generación de la "espera"; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando.
Teníamos que hacer dos horas de "digestión" para no morirnos en el agua, dos horas de siesta para poder descansar, nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la Comunión, los dolores se curaban esperando...
Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos:
Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin Airbag, hacíamos viajes de 10 a 12 horas con cinco personas en un 600 y no sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Andábamos en bicicleta, hacíamos auto-stop, íbamos en moto “sin papeles” y sin casco.
Los columpios eran de metal y con esquinas en pico.
Jugábamos a ver quien era el más bestia.
Pasábamos horas construyendo carros para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que habíamos olvidado los frenos.
Jugábamos a "churro va" y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle.Nadie podía localizarnos. No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
Nos abríamos la cabeza jugando a guerras de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.
Tuvimos peleas y nos "esmorramos" unos a otros y aprendimos a superarlo.
Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada.
Nos contagiábamos los piojos en el cole y nuestras madres lo arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
Quedábamos con los amigos y salíamos.
O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, al coger, al rescate, a la taba..., en fin, tecnología punta.
Íbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel, ¡sin ningún responsable!
¿Cómo lo conseguimos?
Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol.
Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo.
Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la "escopeta de perdigones", antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡DIOSMÍO!En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos y los que no lo hacían, tuvieron tiempo de aprender a lidiar con la decepción, sin necesidad de psicólogos. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso...
¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
Veraneábamos durante 3 meses seguidos, y pasábamos horas en la playa sin crema de protección solar “ISDIN 25”, sin clases de vela, de paddle, de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena con foso y pescar con arpón.
Rescatábamos cámaras de ruedas de tractor, arreglábamos el pinchazo y rodábamos ese gigante de 2 metros de diámetro, hacia el agua de la playa para pasar el mejor rato del día, nos subíamos veinticinco y era mejor que cualquier parque de atracciones.
Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, no en un chat diciendo:) :D :P
La verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir.Fuimos la generación de la "espera"; nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando.
Teníamos que hacer dos horas de "digestión" para no morirnos en el agua, dos horas de siesta para poder descansar, nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la Comunión, los dolores se curaban esperando...
Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos:
Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin Airbag, hacíamos viajes de 10 a 12 horas con cinco personas en un 600 y no sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños.
Andábamos en bicicleta, hacíamos auto-stop, íbamos en moto “sin papeles” y sin casco.
Los columpios eran de metal y con esquinas en pico.
Jugábamos a ver quien era el más bestia.
Pasábamos horas construyendo carros para bajar por las cuestas y sólo entonces descubríamos que habíamos olvidado los frenos.
Jugábamos a "churro va" y nadie sufrió hernias ni dislocaciones vertebrales.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle.Nadie podía localizarnos. No había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables.
Nos abríamos la cabeza jugando a guerras de piedras y no pasaba nada, eran cosa de niños y se curaban con mercromina y unos puntos. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.
Tuvimos peleas y nos "esmorramos" unos a otros y aprendimos a superarlo.
Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso alguno era gordo y punto.
Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie se contagió de nada.
Nos contagiábamos los piojos en el cole y nuestras madres lo arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
Quedábamos con los amigos y salíamos.
O ni siquiera quedábamos, salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, al coger, al rescate, a la taba..., en fin, tecnología punta.
Íbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros solos, allá fuera, en el mundo cruel, ¡sin ningún responsable!
¿Cómo lo conseguimos?
Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol.
Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo.
Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la "escopeta de perdigones", antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡DIOSMÍO!En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos y los que no lo hacían, tuvieron tiempo de aprender a lidiar con la decepción, sin necesidad de psicólogos. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso...
¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
Veraneábamos durante 3 meses seguidos, y pasábamos horas en la playa sin crema de protección solar “ISDIN 25”, sin clases de vela, de paddle, de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena con foso y pescar con arpón.
Rescatábamos cámaras de ruedas de tractor, arreglábamos el pinchazo y rodábamos ese gigante de 2 metros de diámetro, hacia el agua de la playa para pasar el mejor rato del día, nos subíamos veinticinco y era mejor que cualquier parque de atracciones.
Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, no en un chat diciendo:) :D :P
Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello.
No te extrañe que ahora los niños salgan gilipollas.
No te extrañe que ahora los niños salgan gilipollas.
Si tú eres de los de antes...¡Enhorabuena!
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Muy cierto ¿No?
Gracias Arturo.
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